Historia de Malanquilla

Procesión de Malanquilla

Breve historia de Malanquilla.

La historia de Malanquilla es la común a cualquier otra aldea de la antigua Comunidad de Calatayud, sin grandes acontecimientos históricos en su haber, pero con un marcado sentido de la iniciativa y de la autosuficiencia, como se ha puesto de relieve en épocas recientes en más de una ocasión.

Situación de Malanquilla en el mapa

No sabemos a ciencia cierta cuando se funda Malanquilla, que nacería, al igual que la mayoría de las poblaciones de la comarca, con la repoblación cristiana de los siglos XII y XIII; en cualquier caso, la población ya funcionaba como concejo autónomo en 1264, en que asoma por primera vez en la documentación histórica. 

Los primeros años vienen marcados por la pugna por los recursos naturales del entorno con su vecino del Este, Aranda de Moncayo, con quien inicia en 1313 una larga serie de contiendas jurídicas por los aprovechamientos del monte Entredicho que llega a la actualidad (sentencia de 1994). Hacia 1325-1330 se edifica el castillo y la cerca que desprendiéndose de éste protegía las casas del lugar, fortificaciones en las que se ampararán los malanquillanos cuando en 1357 los castellanos rompan hostilidades con los aragoneses.

Casa de Los Moros

La peste negra de 1348 y sus rebrotes hasta finales del siglo XV, por una parte, y las guerras castellanoaragonesas de 1356-69 y 1429-35, por otra, diezmarán el lugar, que de contar en 1349 con 43 fuegos (200 habitantes) pasa a quedar en 1429 enteramente despoblado. 

La recuperación debió ser rápida (en 1444 ya hay síntomas de actividad) y vino acompañada de un aumento demográfico (ininterrumpido desde el censo de 1489), de la ampliación de los bienes comunales (establecimiento de una dehesa boyal en el monte Navazo, 1458), de la firma de concordias sobre pastos comunes con pueblos vecinos (1466, 1474, 1475) y de la segregación parroquial de Bijuesca (1487), de la que hasta entonces se dependía en lo eclesiástico. 

Este renacer se vio pasajeramente estorbado por las ansias expansionistas del Condado de Aranda, que intentó en vano apoderarse de los téminos mancomunados (Entredicho) y privativos (Navazo) de nuestro pueblo, primero por la fuerza (1488) y luego judicialmente (1490). 

El auge demográfico se mantendrá a lo largo de la siguiente centuria, y de ello es prueba el derribo y reedificación de la iglesia parroquial entre 1588 y 1604, por falta de capacidad del anterior templo.

Procesión de Malanquilla

El cambio de tendencia se inicia en 1606, en que los libros parroquiales anotan 36 defunciones, sobre un censo vecinal que para entonces rondaba los 400 habitantes. Se tocará fondo en 1646 (250 moradores), para volver a remontar en la segunda mitad del siglo XVII; el concejo malanquillano, consciente de la precariedad del equilibrio población/recursos, adoptará medidas proteccionistas, frenando la inmigración (se exige mil libras jaquesas a quienes quieran avecindarse) y limitando el número de cabezas de ganado por vecino por cuanto en el presente lugar de Malanquilla no hay bastante sustentamiento de montes (Ordinaciones de Malanquilla, 1681).

La historia de Malanquilla sufre un nuevo bache demográfico durante la Guerra de Sucesión, que deja reducido el vecindario a 135 habitantes (1718), para iniciarse durante la segunda mitad del siglo XVIII otra fase de crecimiento, lenta y sostenida, que se mantendrá, salvo episodios de recesión pasajeros, hasta principios del siglo XX, en que la población de Malanquilla alcanza su techo histórico (628 personas en 1910). Las coyunturas bélicas contemporáneas (saqueo francés de 1811, Guerra Civil de 1936-39), apenas tendrán repercusiones demográficas.

Colocación de la primera piedra en la rehabilitación del molino de viento de Malanquilla

Durante el siglo XIX el concejo de Malanquilla se verá transformado en Ayuntamiento Constitucional (1835-45), perderá tres de sus cinco montes comunales (Desamortización Civil, 1855-1901) y acabará de configurar sus límites jurisdiccionales con la desaparición del llamado Término Común Entredicho de la villa de Aranda y lugar de Malanquilla, que hacia 1835-44 se incorpora a nuestro término municipal, y con la pérdida de la cuña de Torrelamasa (hacia 1862-66).

El desequilibrio población/recursos vuelve a ponerse de manifiesto hacia 1910, cuando se alcanza el máximum histórico de la población de Malanquilla: eclosiona el problema de las roturaciones arbitrarias -que se ceban básicamente en las vías pecuarias- y que en el plano político se traduce en la lucha entre ganaderos y rotureros por el control del Ayuntamiento. 

En situación de tablas el conflicto desde 1913, las autoridades municipales tratan de aliviar provisionalmente el hambre de tierras solicitando la roturación íntegra de uno de sus montes de utilidad pública -El Navazo-, que la autoridad forestal deniega sistemáticamente (1908 y 1931). 

 

Ni la roturación en 1927 de 25 hectáreas en Las Viñas (Navazo), ni el fomento de las obras públicas propio del momento (construcción de la carretera vecinal, 1919-21 y 1936, y del ferrocarril, 1925-29) bastan a atajar la cuestión agraria y el creciente paro obrero durante la Dictadura primorriverista y la Segunda República, problema que aún dará coletazos pasada la Guerra Civil (crisis obrera de 1949). 

En la cuenta de logros del periodo cabe apuntar, aparte de la mejora de las comunicaciones, dos hechos importantes: la construcción en 1925-27 del edificio del Ayuntamiento y de las escuelas públicas y la traída, entre 1919 y 1923, de la luz eléctrica a Malanquilla desde un salto del río Manubles.

La Guerra Civil hará que la Corporación que regía los destinos del Ayuntamiento sea destituida y nombrada una nueva por parte de los sublevados. Gracias al sentido común,  las nuevas autoridades, junto con toda la gente de Malanquilla, independientemente de su ideología, impedirán que se produzcan represalias y un baño de sangre como el acaecido en poblaciones cercanas (1936).

La Posguerra conocerá la finalización de la carretera vecinal que une Malanquilla a la provincial de Ciria (1943), cuyas obras había interrumpido la contienda fratricida, así como la instalación, en las proximidades del apeadero, de un campamento de artillería, de corta vida (1952-1963). 

Durante la época franquista, ni los nuevos repartos comunales de tierra en montes de utilidad pública (1950, 1967 y 1970), ni la llegada de las comodidades modernas (agua corriente, 1962-68; teléfono, 1965), ni los inicios de la mecanización agrícola (finales de los 60) serán capaces de frenar la emigración hacia la ciudad, que se hace irreversible durante las décadas de 1960 y 1970.

Gente de malanquilla Aragón Zaragoza

Durante la segunda mitad del siglo XX el éxodo rural que aqueja al campo español se ceba especialmente en las provincias del Sistema Ibérico y en buena parte del territorio aragonés, espacios que prácticamente se desertizan. La subcomarca de Ribota-Manubles es la zona más ruralizada y envejecida del área de Calatayud y Malanquilla, que pertenece a ella, ha visto reducida su población, en cuestión de poco más de un siglo, en un 85%, desde los 628 habitantes de hecho que tenía en 1910 hasta los actuales 92 vecinos del último padrón disponible (2019).

La actividad económica se reduce a la agropecuaria. Los labradores ya no llegan a la decena. La ganadería local ha desaparecido por completo y el único rebaño que pastorea el término es propiedad de un ganadero forastero. El sector servicios se limita a un establecimiento de hostelería, el hostal-restaurante “La Venta”: situado junto al empalme de la carretera vecinal con la N-234, ha adquirido una merecida reputación entre propios y extraños por la calidad tanto de su carta como del servicio.

Frente a la realidad, incontestable, de la despoblación se opone, desde finales de la década de los 70 del siglo XX y al socaire del fenómeno vacacional de la segunda residencia, un proceso continuo de mejoras urbanísticas en la localidad, tanto públicas como privadas.

En los últimos 45 años, la historia de Malanquilla ha sido objeto de continuas inversiones, que paradójicamente han hecho de ella, pese a su severa despoblación, un pueblo prácticamente nuevo: restauración de la iglesia parroquial (1974 y ***), desecación de la balsa (1977) y creación de un parque (1981), pavimentación de las calles (1979-1983), teléfonos particulares (1991), nueva captación de agua (1996), reforma de la plaza mayor (1998-2000), recogida de basuras (1999), construcción de un pabellón multiusos (2007), nuevo consultorio médico (2015), repavimentación de las calles (en varias fases) y nuevo alumbrado público (2018), amén de la constante rehabilitación de viviendas particulares y del arreglo de corrales como cocheras. Logros gracias a los cuales puede confiarse en que, como mínimo, la continuidad física de Malanquilla está asegurada.

vista aerea de la comarca de malanquilla

En el aspecto agrícola, es de destacar la finalización de la concentración parcelaria de la localidad, vieja aspiración que data de 1970, cuya realización emprendió el Instituto de Reforma y Desarrollo Agrarios en 1981 pero que sería culminada en 1992 por la Diputación General de Aragón. Finalizada en tal fecha la concentración parcelaria y regularizados sus montes de utilidad pública entre los años 2000 y 2001 (con la ampliación del monte Entredicho y el deslinde y amojonamiento del monte Navazo), el término de Malanquilla puede tenerse por prácticamente ordenado en los terrenos agrícola y forestal, algo de lo que el municipio puede sentirse legítimamente orgulloso.

Malanquilla celebra sus fiestas patronales el primer fin de semana de mayo, aunque, de hecho, la afluencia de veraneantes en época estival ha convertido en principales las del 15 y 16 de agosto, festividades, respectivamente, de la Virgen de la Asunción (patrona de la localidad) y de San Roque. Malanquilla cuenta con biblioteca -instalada en el local remodelado de la vieja fragua concejil-, dos asociaciones –Asociación de Mayores y amas de casa-, así como de hostal a tres kilómetros, ya citado, en lo que antes fuera Venta de la Fuente del Camino.

Fuente (revisada): Ignacio Pérez-Soba Diez del Corral y Miguel Ángel Solà Martín: Regulación legal de los aprovechamientos de pastos y leñas en los montes públicos aragoneses. Una aproximación a partir del caso de Malanquilla (Zaragoza). Zaragoza, Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón, 2003