Malanquilla tiene uno de los cielos más limpios de Europa en cuanto a contaminación lumínica se refiere. Además, se conjugan varios factores, como los 1.000m de altitud, estar alejada de grandes núcleos urbanos y otros parámetros más técnicos en astronomía como el seeing y la transparencia.
Si a ese cielo le añadimos el juego que aporta la silueta del molino de viento, en un terreno llano y despejado, convierte a Malanquilla en un lugar ideal y deseado para que cualquier aficionado a la fotografía pueda desarrollar al máximo su creatividad.
Los más expertos aficionados, ya se encargan de localizar estos lugares idílicos para la observación de estrellas y fotografía nocturna, y mantenerlos en secreto para acudir silenciosamente los días más oportunos a poner en práctica su pasión, ya que para estas dos aficiones se precisa mucha concentración, paciencia y tranquilidad.
El día era el ideal, noche de verano despejada de nubes, y con luna nueva (totalmente oculta).
El objetivo de este taller no fue otro que acercar a todo el mundo la fotografía nocturna además de dar a conocer la peculiaridad de nuestro cielo.
Un taller muy básico para quitarse el miedo, aprender los mínimos conceptos, y saber configurar una cámara de fotografía en modo manual, para posteriormente poner todo en práctica, y que cada participante obtuviera su primera fotografía a la vía láctea.
Kike Lúis, un amigo de la población vecina de Torralba de Ribota, fue el encargado de compartir sus conocimientos y experiencia con el grupo de personas que nos reunimos el sábado después de cenar en el Gastrobar de Malanquilla.
En el salón de actos del Ayuntamiento impartió una clase teórica de principios básicos, configuración de la cámara y recomendaciones para iniciarse a fotografiar en modo manual.
Posteriormente acudimos a la explanada del molino de viento a poner en práctica todo lo aprendido. La reciente iluminación del molino de viento nos ayudó a colocar los trípodes y el material fotográfico. Una vez enfocados todos los objetivos llegó el momento esperado.
Apagamos la luz del molino y el cielo se iluminó creando un espacio idílico digno de admirar.
Desde aquí me gustaría pedir disculpas a todas las personas más experimentadas que por su cuenta se acercaron hasta el molino para aprovechar este día de luna nueva, ya que, con tanta gente del taller, no pudieron obtener el espacio oscuro y tranquilo que se precisa para poder obtener las verdaderas imágenes impactantes.
Esto hace plantearse, que no todas las noches de verano de luna nueva se puede realizar una actividad de este tipo, ya que hay que dejar espacio físico a todo tipo de público.
Los nervios y preparativos del comienzo, se olvidaron en cuanto los asistentes iban consiguiendo sus primeras fotografías nocturnas, objetivo conseguido.
Las ganas de querer aprovechar esta noche, hizo que una vez dimos por terminado el taller, algunos de los asistentes nos desplazáramos a la antigua estación de tren de Malanquilla a continuar realizando fotografías hasta altas horas de la noche.
Con la cara de alegría que transmitían los participantes al darse cuenta de lo que habían conseguido hacer con su cámara de fotos, era suficiente para que tanto Kike como yo son sintiéramos satisfechos de haber podido ayudar a este pequeño grupo de personas.
Leer sus comentarios y observar las fotografías que han ido compartiendo en sus redes en los días posteriores, anima mucho a continuar realizando futuros talleres, encuentros o actividades similares.
Por último, agradecer la generosidad de Kike Luís por dedicar su tiempo a compartir sus conocimientos y perder un día de estos que cualquier aficionado lleva deseando y planificando desde mucho tiempo para poder practicar su afición.
José María Biela
(Organizador del I Taller de fotografía nocturna de Malanquilla)